Romanos que circulan a una velocidad vertiginosa a punto de terminar su jornada laboral.
Y allí, en mitad de la nada , con cara de tristeza, sin que aparentemente nadie le vea, ni le escuche, allí está él con su viejo acordeón, tocando una y otra vez la misma melodía tantas veces repetida.
Esta es la historia de un sábado
de no importa que mes,
y de un hombre…..
Toca otra vez, viejo perdedor,
haces que me sienta bien, ….
Roma - Italia
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